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Mirando a...

¿Y si hubiera sido pobre?

Noche con amigos, borrachera, insultos... gorilas inconscientes que van a por ti, resultado, la muerte. Así se resume lo que le pasó al ahora omnipresente Álvaro Ussía hace dos semanas en el Balcón de Rosales.

Veo lógico que este caso tenga una gran repercusión en los medios ya que, la brutalidad y las formas con las que murió este chico de 18 años son, no sólo denunciables, sino también execrables y todos los adjetivos peyorativos que se le ocurran a uno.

Sin embargo, me parece totalmente desproporcionado que, tras años de no hacer nada, ahora entren las prisas por cerrar locales, por revisar licencias, por justificar lo injustificable. Que ahora, cuando ya ha muerto alguien (de buena familia), se propongan todo tipo de controles para los porteros, análisis, tests, exámenes... cuanta hipocresía... recibamos a sus amigos en el Ayuntamiento, hagámonos fotos con ellos, saquemos todos los días el tema en los periódicos...

Digo todo esto por que, si comparamos el caso con uno acontecido hace dos años en Alcorcón (en el Polígono Urtinsa), vemos que el asunto se trató de una manera un tanto diferente. Pablo G.S. apareció muerto con un disparo en la cabeza de, según dijo la sentencia, el portero del local en el que Pablo y unos amigos habían estado minutos antes.

La situación es, si no igual, parecida. Pero, ¿qué pasó en el caso de este chico sudamericano de clase baja de Alcorcón?. Pues nada, algo de apoyo institucional, alguna columna oculta en las páginas locales de los periódicos y poco más, una familia destrozada más, pero bueno, no se apellidaban Ussía.

Ahora, lo que era el Balcón de Rosales, se pasará a llamar " Biblioteca Pública Álvaro Ussía" y, seguramente, irán a inaugurarla políticos y personalidades de gesto serio y hondo pesar por el recuerdo de este chico que sólo salió a pasarlo bien, que bebió junto a sus amigos, que por culpa de unos descerebrados no acabó la noche, por este chico que, al contrario del de Alcorcón, si tenía un apellido ilustre y una familia acomodada que le permitiera no perderse de una memoria colectiva que, digan lo que digan, no mide a todos por el mismo rasero.

1 comentario

Glo -

Desgraciadamente, el dinero mueve montañas, y en un mundo en que la máxima aspiración es un sueldo alto, no se pueden detener a observar a familias, que sufriendo las mismas penurias, no consiguen atención por sus escasos recursos.
La igualdad en el reparto es una utopía, pero que bonita y justa es...