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Ajustando biorritmos: China vs. China

España, Universidad, primera semana de clase, no quiero ir al cole, quiero China, todo aquí es caro (mucho)... en fin, es lo que toca, vuelta a la realidad, al ritmo de cada día, a la rutina, que a veces se echa de menos, vuelta a lo de siempre que, al fin y al cabo, no está tan mal...

En este post quería comentar, aunque he intentado desgranarlo poco a poco en los anteriores, las cosas buenas que tiene China y, sobre todo, la gente china, las costumbres y curiosidades que, aquella persona que vaya al país, va a encontrar. Sin embargo, el país asiático no es un vergel de prosperidad, felicidad y buenas maneras, hay diferentes costumbres o aspectos que pueden causar impresión en el visitante o, incluso, disgustarle... si alguien tiene previsto darse una vuelta por allí, avisado queda.

La China que gusta se compone de precios muy bajos en casi todos los lugares y en casi todos los artículos. Si el viajero no quiere gastarse mucho dinero puede comer, con calidad, por unos 3-4 euros diarios, además, la variedad gastronómica de China es amplia y sorprenderá al visitante con numerosas ofertas de las distintas regiones chinas (y del extranjero). La segunda cosa a destacar es la apertura de la gente. Al contrario de lo que se pueda pensar, la gente de Pekín es muy abierta, es de gran ayuda conocer algunas cosas básicas de chino pero, si no se puede llegar a un entendimiento (poca gente habla inglés), los chinos se preocupan por llegar a un acuerdo o intentar hacerse entender, algo a agradecer en un país que nos puede parecer lejano y extraño. El tercer aspecto es la impresionante oferta cultural que ofrece la ciudad. Pekín, lejos de rechazar influencias extranjeras, abogan por incorporar tendencias y corrientes extranjeras aunque a veces, como comentaré más adelante, desemboquen en extrañas modas. Cuarto y último (cada uno podrá descubrir mil y un motivos más para recomendar este lugar) es la cantidad de gente a tu servicio. Cierto es que es un estado comunista y que se intenta que todo el mundo tenga algo que hacer pero tener gente a la que preguntar, a la que pedir (restaurantes...) sin tener que esperar, es algo notorio en un país de más de 1300 millones de habitantes.

La China que no gusta tiene muchos pequeños aspectos que pueden resultar chocantes para los turistas. Una de las costumbres más famosas es la de escupir en la calle. En Pekín, antes de los Juegos, se intentó reeducar a los habitantes para que no lo hicieran pero, para disgusto del que escucha, los chinos siguen haciendo acopio de material (muy sonoro) y escupiendo pero, al menos, es muy raro que lo hagan sobre el pavimento. Otras realidades que pueden disgustar al que vaya son las relativas al ambiente. Pekín, a pesar de las mejoras, sigue siendo una ciudad muy contaminada (motivo en parte de los esputos) y, en la que además, se cocina mucho en la calle (abundan los puestos de comida callejera). Todo esto hace que en muchos lugares de la ciudad el olor sea realmente insoportable y tengamos que acelerar el paso ya que, como todo mal olor que no esperamos, penetra en las pituitarias. El tercer motivo de "queja" es la educación. Como ya comenté, en el metro de Pekín no existe el "antes de entrar, dejen salir", allí, todo funciona a empujones e intentos de colarse (una cola de chinos es algo para grabar, las entradas en los ascensores para aprender a luchar y el metro un lugar para observar). Por último y, aunque no es realmente motivo de queja, los chinos han cogido todas las tendencias de todos los estilos occidentales (punk, pijo, rockero, pop...) y los han combinado como han querido para vestir... así, podríamos decir que los jóvenes chinos son unos de los peores vestidos del Mundo (casi seguro). Si alguien va por negocios o similar, llevar calcetines blancos con traje y zapatos oscuros, es elegante.

En definitiva, como todos los lugares, Pekín y, por extensión China (aunque China deben ser como 100 países en uno), tiene numerosas cosas que llamarán la atención para bien o para mal al que decida visitar la ciudad. Sin embargo, estas últimas no han de ser óbice para no recomendar una ciudad que es distinta y genial y que, como he podido comprobar, tiene muchísimo que ofrecer.

Punto y seguido: La Luna se despide

Último día, las maletas hechas en el hotel, las cuentas pagadas y una comida con Jess (from Cambridge), Charlotte, Pamela, Ko y Fabio (el amigo colombiano-holandés de Ko que lleva con nosotros dos semanas). Desde la azotea del Bridge Cafe, con el día claro y soleado (unos 27ºC) y con la pereza de la noche anterior... pero bueno, por partes.

Desde el Día de la Nación, en el cual no pudimos comprar pero, a cambio, fuimos al Zoo, nos tiramos en un parque, nos hicieron cientos de miles de fotos por ser extranjeros, extraños y, sobre todo, muy guapos (lo decían ellos). Después estuvimos cenando en un restaurante coreano (parrillada de carne y marisco, la cena más cara en Beijing por 9 euros cada uno). Un día completo que terminó en Wudaokou (oh sorpresa) sin saber qué hacer, la solución fue darnos un masaje de espalda en un lugar certificado (o con un certificado muy bien falsificado) donde nos dieron de beber y comer mientras nos relajábamos después del masaje.

Ayer, la última noche en Beijing tocó cenar de buffet (40 yuanes; come y bebe lo que quieras) y, después, visita al parque Houhai y, más tarde, salida cerca del Estadio de los Trabajadores. Buena noche y una buena oportunidad para despedir la primera visita a esta ciudad. Sin embargo, lo mejor de la noche estaba por llegar, al salir, mientras andábamos hacia la calle principal para coger un taxi, vimos algo que nos dejó mudos a todos, la Luna se veia más grande que nunca, naranja, con un tamaño imposible, se presentaba ante nosotros en la noche del 3 octubre, the Moon Night. La noche donde se puede observar, en Asia, la Luna más increíble... un buen regalo como despedida de un viaje que agota sus últimas horas, en 12 horas despegaré hacia Bruselas con la promesa de volver, no sé cuándo ni porqué pero, como decíamos el otro día, no aprendemos chino para hablar en las tiendas de todo a 1 €... Los próximos días seguiré con la resaca china... comentando lo que ha dado de sí, a tiempo pasado, este mes en tierras orientales.

El día nacional de China

¡¡Que emoción!! La República Popular China cumple 60 años y toda la ciudad está de celebración (no les queda otra). Desde el día que llegué, he ido viendo como, por toda la ciudad, han ido apareciendo conjuntos de flores (a los chinos les encanta hacer figuras de flores que den color a esta ciudad, que normalmente es bastante gris), pancartas kilométricas (recorren de arriba a abajo un edificio de 26 plantas por ejemplo) con proclamas sobre la grandeza, el pasado y el futuro de esta nación... a todo esto hay que añadir los carteles, los anuncios, los dispositivos de seguridad reforzados, el corte de tres líneas completas de metro, el cese de señal, hasta el día 2, de las televisiones extranjeras que emiten en Beijing... y, por encima de todo, una de las cosas más sorprendentes, el lanzamiento de partículas químicas a la atmósfera para que ayer por la noche lloviera y hoy amaneciera el día más claro, limpio y soleado desde que estoy aquí, todo está pensado.

Los actos, emitidos por CCTV 1, que curiosamente hoy es la única que puedo sintonizar sin "niebla" o problemas de recepción, han empezado a las 10:00 de la mañana y son lo normal, muchos militares desfilando, aviones de combate, maniobras, acrobacias, como un desfile militar apoyado por otro "ejército" de voluntarios que desfilan, cada grupo con un color (chillón), formando un mosaico de dimensiones impresionantes que avanza al ritmo del Himno Nacional de China, el cual lleva sonando varios días junto a nuestra Academia.

A pesar del intento de dar majestuosidad, culto a China, a los fundadores, a Mao, etc. hay una cosa que, desde la organización no han podido controlar (es un decir), los chinos que han acudido como invitados y asistentes a los actos. Da algo de vergüenza ajena ver el palco de autoridades con todas las personalidades aplaudiendo, bailando y cantando como si estuvieran en un Karaoke (y borrachos). Después, entre el público, algunos militares que no forman parte del dispositivo, se vuelven locos cuando la cámara les enfoca y bailan, aplauden... una cosa...

Esto es China y este es su día nacional, como dijo ayer una de mis profesoras: "El mejor día para irse a la playa" y es que, el 1 de octubre, o quedas para renovar tu sentido patriótico chino, o tienes pocas cosas que hacer... nosotros, ya que todavía no somos admiradores fervientes de la figura de Mao, vamos a ir al único mercado que abre hoy (irreverentes) en Beijing a ver si compramos algo y logramos dar esquinazo al primer día de octubre, el día de la fiesta nacional, el día en el que nadie aquí puede hacer nada más que amar a su país (eso sí, todo muy ordenadito).

Por cierto, una curiosidad acerca de otro símbolo chino, los gatos que mueven la mano hacia delante y hacia atrás (aunque tienen origen japonés). Estos gatos, llamados 召猜猫 (zhaocai mao - el gato que llama) tuvieron, en principio, un significado más político que comercial, ya que, dichos gatos, imitan el saludo comunista con la pata. Con el tiempo, estos "adornos" han pasado a ser símbolo de buena suerte en todo tipo de comercios ya que, si levantan la pata izquierda, buscarán atraer clientes, si lo hacen con la derecha, atraer dinero (y en ambos casos, al echar la pata hacia delante, buscan expulsar la mala suerte). El motivo de que estos gatos sean cada vez más horteras responde, primero, a la idea china del diseño y, segundo, a que el dorado y el rojo son colores de buena suerte aquí en China.

Kong Fu y el centro de Beijing

Recta final de viaje y un tema pendiente por contar, el Kung Fu (o Kong Fu) acrobático que vimos el miércoles. La presentación, la de un espectáculo turístico, las narraciones en inglés y subtítulos en chino, pensado para los que vengan de fuera. Sin embargo, mereció la pena. En algo más de una hora y media, los "actores" desarrollaron la historia de un maestro de este arte marcial, desde que su madre lo entregó a la escuela hasta que este logró convertirse en la máxima autoridad del templo, entre medias, acrobacias y actuaciones que tenían como fin enseñar las claves básicas de esta disciplina... un espectáculo que impresionaba y entretenía, algo para recomendar.

El resto de los días, hasta el fin de semana, transcurrió entre el Chino, ir de compras y conocer varios sitios (no turísticos de Beijing), un bar con 24 chupitos a 50 yuanes (5 euros), varios Hutongs escondidos y un paseo en bicicleta por los mismos... cosas para conocer esta ciudad (que nunca se acaba).

Sin embargo, el día cansado del viaje ha sido hoy. Al no coincidir en horarios con nadie, he decidido irme a hacer turismo yo solo desde las 12:00 que he terminado las clases... viaje en metro hasta Xi Tiananmen (la parada Oeste) que te deja a unos 200 metros de la plaza. Pero, debido a los preparativos del 1 de octubre (60 añitos cumple el país), ese camino estaba cortado, por no esperar, he decidido irme hacia el otro lado, donde un cartel decía "Barrio de los Hutongs" y, con una tapia roja a la derecha y numerosos hutongs a mi izquierda he ido andando hacia el Norte de la Plaza de Tiananmen sin saber muy bien hacia dónde me dirigía... luego, por orientación (ya que, donde mirara, sólo veía turistas con mapas que me perderían aún más) he ido hacia la Ciudad Prohíbida pero, antes de llegar, algo me ha llamado la atención, un gran parque a mi izquierda, por el cual, para entrar, debías pagar 20 yuanes.

20 yuanes menos más tarde estaba en el Parque Beihai, uno de los parques más importantes de Beijing y antiguo lugar de recreo de los emperadores. Beihai, que literalmente significa Mar del Norte (el Hai es el mismo que Houhai o Sanghai = mar), es un parque construido en torno a un lago. A destacar, dentro del mismo, algunas de las antiguas residencias imperiales, donde aún se conservan impresionantes esculturas, figuras y objetos personales. Además de eso y de la posibilidad de alquilar una barca, el parque está ambientado con música china, se puede ver a personas pintando caracteres de agua (letras chinas en el pavimento con agua y pinceles enormes) y, la verdad, que el tomarte un té en el Islote de Jade (formado con la tierra que quitaron para construir el lago) relaja y es muy recomendable.

Tras el descanso visita a la Ciudad Prohíbida, he estado tres horas pero puedes estar tres días. Entrando por la Puerta del Genio Militar Divino (los nombres son lo mejor), situada al Norte de la Ciudad Prohíbida justo encima del foso que rodea al lugar, pronto visité el Pabellón de los Mil Otoños y el Jardín Imperial (si no fuera por la guía que me regalaron me iba a acordar de los nombres...). Esto era el corredor central, a ambos lados había pequeños palacios (Primavera Eterna...) y, más adelante, tras la Puerta de la Pureza Celestial (donde llegué purísimo pero con dolor de pies), se encontraban los tres salones principales, donde se pueden admirar estatuas, tesoros, joyas, etc. que no se pueden explicar, hay que verlos (o seguramente se pueda pero es mejor verlos). Tras ver todo y pasar delante del Starbucks (no es una leyenda, está), me dirigí a la Puerta de la Suprema Armonía que daba a la Puerta Meridional (vaya nombre soso), la cual estaba cerrada ya que, como da directamente a la Plaza de Tiananmen, que está patas arriba por los actos del día uno, pues la tienen cerrada.

Antes de salir me fui a los jardines anexos a la Ciudad Prohíbida a ver una exposición de caligrafía y pintura china (impresionante) y una de cerámica (no tanto...). Luego paseo hasta la Plaza de Tiananmen, con millones de policías y miles de turistas (y no al revés) y bueno, como la Plaza Roja de Moscú, quizás sea lo más famoso pero ni mucho menos lo mejor. Ahora escribo desde el Bridge Cafe, donde hemos quedado en un rato. Empieza a anochecer en Beijing pero aquí todavía queda mucho día por delante.

Un día completo y el Templo de los Lamas

El miércoles fue un día completo... después de clase quedé con Teresa y Carlos (los chinos en proceso de hispanización) para ir al Templo de los Lamas o Yonghegong, en el NO de Beijing, una zona más tranquila que el resto de la ciudad y que todavía conserva numerosos monumentos, hutongs y donde se encuentra la Escuela para Grandes estudiantes de China, donde ingresan los mejores estudiantes de toda la geografía de este país.

Volviendo al Templo de los Lamas, este es un recinto amurallado donde se encuentran varias edificaciones destinadas al culto y la oración y que, a pesar de la presencia de turistas, aún continúa albergando rezos a determinadas horas (en las cuales se prohíbe la entrada a los templos). Al entrar aquí uno nota como el ruido del exterior y la pesadez del aire disminuyen debido a la obligación de guardar silencio en cada una de las estancias y a los inmensos quemadores de incienso que se encuentran en los patios. Además, los numerosos árboles (sauces llorones, abetos, melocotoneros chinos...) llenan los espacios creando un lugar agradable.

Conforme fuimos pasando las diversas estancias (desde la entrada se han de ir atravesando pequeños templos) vimos la Torre de la Campana, la Torre del Tambor, la puerta de los Reyes Celestiales (casi nada...), los budas de las tres edades (Sakyamuni, Kasyapa y Maitreya, pasado, presente y futuro respectivamente)... y, por fin, llegar al mayor atractivo de este conjunto, el Pabellón de las Mil felicidades, donde se encuentra una estatua de Buda tallada en un solo tronco, que mide 18 metros de alto y otros 8 más bajo tierra para asegurar su estabilidad.

Si eres estudiante entrar cuesta poco más de 1 euro (12 yuanes) y si no, 25 yuanes... así que, por poco dinero, se puede entrar a un lugar que de verdad merece la pena...

Siguiendo con el día y después de esta inyección de espiritualidad, fuimos a un Hutong cercano al Templo, donde tomé el primer café decente de Beijing y donde vi que, por ejemplo, una botella de Ribera de Duero de 1993, cuesta unos 35 euros... a quien sepa de vinos que opine... tras esto, cena a invitación de los padres de Teresa porque, como me dijo el padre en la cena (y en chino): "Las personas que vienen a China han de ser bien tratadas y bien servidas" y oye... pues no voy a decir que no... fuimos a un restaurante que se autodefinía como "Muy Beijing" y cenamos bien y, sobre todo, barato (para mí).

Para bajar la cena volví con los compañeros de clase al Parque Houhai (el del lago) y decidimos alquilar una barca a motor (a la cual sobrepasaba gente nadando) y en la cual, a invitación de los propietarios del embarcadero, había una botella de TsingDao por persona... alguien dijo a raíz de esto: "Deberíamos empezar a hacer fotos para nuestras mandres, por que en todas salimos cerca, junto o con una cerveza", para que luego digan que no pensamos en la familia...

Después visita al famoso Propaganda que, la verdad, no es para tanto y, no muy tarde, a casa, al día siguiente (ayer) clase y exhibición de Kung Fu acrobático (realmente buena), pero eso ya lo cuento en el siguiente post, que este está quedando muy largo...

El Templo del Cielo (天坛)

Visita turística al Templo del Cielo, un lugar que no es un Templo sino un conjunto de edificaciones destinadas a realizar ofrendas a los dioses para asegurar las buenas cosechas en el año venidero, la cosa es que, de todos los textos explicativos, ninguno decía que pasaba si, después de elegir la vaca, que venga el Emperador, la comitiva de miles de hombres, se sacrifique el animal, se hagan todas las historias... si después de hacer todo eso, el año era malo... ¿a quién reclamaban?

En fin, el caso es que fui con Ko ya que nadie más se quiso apuntar a la excursión dominical (claro, sábado de fiesta y pasa lo que pasa). Mientras le esperaba, hablé con un estadounidense que me dijo en inglés con acento tejano pero que luego resulto que se había criado en México y sabía español:

- ¿Estás perdido?

Y yo pensé: Ay Dios un proxeneta que me quiere ofrecer chucherías, pero luego resultó que no.

- Quizás puedas ayudarme

Parece una película pero es que hasta llevaba el sombrero americano de vaquero.

El caso es que iba buscando la Ciudad Subterránea de Pekín, que queda cerca del Templo del Cielo. Le indiqué (todo un experto yo) y luego me perdonó la vida en el Templo del Cielo porque la Ciudad Subterránea estaba cerrada (y yo qué sabía...).

Bueno, volviendo al templo, parque, lugar de ofrendas... a parte del famoso Templo de las Ofrendas por las Buenas Cosechas (la cosa grande circular), hay otros edificios muy curiosos. El primero, pasando las puertas de la Plaza Central, es el Muro del Eco, en él, si te sitúas en un extremo del muro y hablas a volumen normal, otra persona situada en el muro lejos de ti (es circular), podrá oirte perfectamente, y funciona. El otro es el altar circular, una construcción basada en el número 9 (todo es 9 o múltiplo de 9 porqué se creía en la buena suerte de los números impares y el 9 es el mayor impar de una sola cifra) que, si te situas en el centro del piso superior (hay tres) y hablas en alto, el sonido reverbera (algo extraño por que es un sitio a cielo abierto) y aumenta en volumen e intensidad, es más difícil de percibir porque hay mucha gente pero, si se presta atención... también funciona, estos chinos...

A pesar de las construcciones, lo mejor de este lugar son los inmensos jardines, por los que se puede pasear durante horas y escapar de la polución de Beijing que, aunque por lo visto ha mejorado la situación por los Juegos, aún es un problema preocupante.

Después de unas horas allí nos fuimos al Starbucks y allí, entre Frapuccino de chocolate (auténtico y tradicional del mismo Beijing) y los libros de Chino... pasamos la tarde.

Ayer lunes comenzó el segundo evento más importante de año en la ciudad. El primero es la Fiesta Nacional del 1 de octubre, de la que ya hablaré otro día, el otro, es la "Lush Rush Week", una semana de actividades y exposiciones en torno a la bebida, etc. que se realiza en el ya comentado Lush. Ayer tocaba cine, las películas "Hangover" (en España "Resacón en las Vegas") y "Old School" fueron acompañadas de cena y de uno de los mejores inventos de los últimos tiempos: Siete TsingDao en cubo con hielo, 30 yuanes... y claro, pues había que aprovechar. Después de eso, visita a un KTV coreano en Wudaokou y a casa.

Hoy día relajado y planes para los próximos días, una exhibición de Kung Fu, ir a las Colinas Fragantes (sólo puede ser un nombre chino) y, mañana, seguramente, al Templo Lama. Ha comenzado la cuenta atrás para la vuelta, pero aún quedan muchas cosas por hacer.

Sanlitun: Compras y fiesta

Fin de semana... no hay clases y hay que ocupar el tiempo... el jueves cené con Christian (que ahora esstá en Sanghai con una entrevista de trabajo para la Expo 2010) en un restaurante recomendado por mi guía de Beijing... pero, la verdad, mi ensalada Caesar tenía todos los ingredientes pero no sabía igual y los espaguetis carbonara de Christian parecían cuerdas de violín... Sculpting in time (zona Wudaokou) se cae de la lista de recomendaciones.

El viernes cena y espectáculo folclórico, pero no pensemos mal... al lugar que fuimos, cada extranjero tenía que entrar acompañado (invitado) por un chino. Nos sentamos en frente del escenario (mal lugar para este tipo de cosas) y delante nuestro desfilaron luchadores shaolin, cantantes típicos (incluída una mujer que yo estoy convencido de que estaba imitando a un gato atrapado en una trilladora), instrumentos, un payaso (sí...no sé porqué). El caso es que había actuaciones muy buenas y con calidad, otras rozaban el esperpento, lo curioso es que, mientras los pocos extranjeros que estábamos poníamos cara de vergüenza ajena, los chinos disfrutaban como locos... y es que, a los chinos, cuanto más ruido haga, más chillón sea el color y más escándaloso el entorno, mejor se lo pasan. Después de la cena, visita al Lush con Ko (el holandés, se escribe así su nombre) y dos horas de hablar español (por fin).

Ayer sábado conocí el Karaoke (KTV)... fuimos a uno cercano a Wudaokou (empiezo a pensar que ese es el verdadero centro de Beijing) y bueno... no me extraña que tengan tanto éxito. Una sala para cada grupo de personas, sofás, estética de lugar de mala reputación y una pantalla gigante y dos micrófonos para cantar, además, una mesa de control para elegir canciones y pedir comida y bebida, una cosa curiosa y que, la verdad, te hace pasarlo muy bien por 150 yuanes la hora (15 euros). Tocamos a 3 euros cada uno después de casi 4 horas y una china que venía con nosotros me pidió una foto porque, según dijo: "cantas muy bien" y es que, además de ver mal, tampoco oyen.

Después visita a Sanlitun (noche). Zona de bares en azoteas, terrazas y muchos locales con diferentes músicas pensados para chinos y foráneos, un lugar donde Ko, Charlotte (la sueca) y yo estuvimos hasta las tantas. Después a dormir y esta mañana (vale... eran las 13:00) llamada al teléfono de la habitación... una mujer que, sin respirar ha dicho: "Hola soy del servicio de habitaciones, tiene ropa encargada para la lavandería ¿verdad?. ¿Quiére que limpiemos su habitación?". Yo, que estaba todavía dormido, le he contestado en un chino dormido: "Sí, correcto... en una hora está libre la habitación" pero, por dentro, estaba pensando: "Como me vuelvas a despertar para preguntarme idioteces te mando a Corea de una patada", pero aún no sé decir todo eso...

En fin, que duchado y listo he quedado con Pamela (italiana) y Charlotte al más puro estilo Paco Martínez Soria para ir a Sanlitun (día) a comprar... los yuanes han volado y me he quedado con ganas de más y es que, cuando empiezas es difícil parar... y está todo tan barato...

Mañana visita (creo) al Templo del Cielo y su parque... otra visita turística más... a ver qué tal.

Yo para ser feliz quiero un HuTong

Que cosa más entretenida para el turista (aunque allí también había muchos nativos). El domingo estuve en el HuTong 南锣鼓巷 (un nombre precioso sí) que está cerca de la Plaza de Tiananmen y el Templo Lama. Tras irme en el metro, lugar del que luego hablaré pues es lugar para no aburrirse, llegué a la estación de Beixinqiao, línea 5 para más datos. Allí cogimos el autobús hasta la entrada del HuTong (que en español se traduce como calleja) y entramos... el lugar es una calle (en teoría peatonal) que está conservada y muy cuidada, a ambos lados hay cafeterías en casas tradicionales, pequeños patios interiores con fuentes, tiendas de recuerdos que, aunque son más caras que en otras partes de la ciudad, siguen siendo baratas y, lo mejor de ese HuTong, un puesto de churros, sí, churros, con un chino muy aparente y un cartel que reza (en chino): "CHURROS (esto en español): El mejor y más auténtico producto de España". Sí, me compré una docena, 2 kuáis, 20 céntimos de euro... más ricos...

Después de tomar 绿茶 (lu chá - te verde) en los sillones de una buhardilla en una casa de dos plantas hecha cafetería y que tenía un pequeño estanque con peces en la entrada, nos dirigimos hacia el parque Houhai (el mar de atrás) y allí, entre mucha personaa mayor haciendo ejercicio, 420 personas diciendo que fueras a su restaurante, etc. nos dirigimos hacia "HuTong Pizza", una pizzería escondida en la zona del lago donde, según dicen, sirven las mejores pizzas de Beijing (dicho como si fuera Nápoles). El caso es que, el restaurante, un sitio pequeño, con las mesas sobre una fosa con peces de colores y música de relajación, no defraudó y, por poco más de 3 euros por persona, cenamos pizzas de todo tipo, bebidas y brownies de postre... de un chino estamos...

Ayer, quedada con la periodista española de la Agencia Xin Hua en el Bridge Café (cerca del Lush) y un montón de anécdotas que me contó y que confirman que, en esta vida, o te mueves, o no haces nada... después cena puramente China y una Corona antes de volver al hotel...

El metro de Beijing es un lugar limpio, nuevo, con trenes rápidos y buen servicio... el continente es perfecto, pero el contenido es curioso. A la entrada, los usuarios tienen que pasar sus mochilas por un escáner...si dejas 3 cm. entre la entrada de la máquina y tu mochila, es posible que, cerca de 200 chinos (que siempre van con prisa) pongan sus mochilas en esos tres centímetros y con ágil golpe de codo se te pongan delante... eso sí, el respeten la cola, antes de entrar dejen salir, etc. tonterías de occidentales...

Por lo demás, el metro es mejor que Infojobs...a mí me han ofrecido trabajo de profesor de inglés y de traductor de español... por que, ya que soy extranjero, he de dominar todas las lenguas of course y, además, saber impartirlas. En fin, que el metro es un lugar para verlo, con sus entradas llenas de chinos corriendo, la taquillera gritando: ¡no me quedan billetes azules! (La IC Card, una tarjeta monedero que te sirve como Abono y que recargas cuanto y cuando quieres) y las salidas llenas de taxistas fraudulentos ofreciéndote motos, carricoches de tres ruedas o coches particulares (nunca subáis a un taxi no legal).

Sin embargo, y con esto acabo antes de ir a Sanlitun a ver si cambio dinero por artículos (comprar le llaman), el suceso más curioso fue protagonizado en el metro, por españoles, cómo no... Estaba esperando mi tren transbordo en la línea 13 cuando oí detrás mío a un volumen notable: "Jajaja mira que chino tan gordo". Me di la vuelta y vi a tres españoles de unos 2X años al lado de un hombre vestido de chandal que debía pesar unos 150 kilos... en esto estaba pensando cuando el hombre, todo muy despacio, se dio la vuelta y le contestó, en un perfecto español: "No soy chino, soy japonés, y luchador de sumo". El porqué el japonés sabía español lo desconozco... pero la cara del español fue para ponerla en un cuadro... a punto estuve de aplaudir... pero en esas llegó Nicole, la china que me dijo: "Estoy buscando profesores de inglés, te interesaría".