Ajustando biorritmos: China vs. China
España, Universidad, primera semana de clase, no quiero ir al cole, quiero China, todo aquí es caro (mucho)... en fin, es lo que toca, vuelta a la realidad, al ritmo de cada día, a la rutina, que a veces se echa de menos, vuelta a lo de siempre que, al fin y al cabo, no está tan mal...
En este post quería comentar, aunque he intentado desgranarlo poco a poco en los anteriores, las cosas buenas que tiene China y, sobre todo, la gente china, las costumbres y curiosidades que, aquella persona que vaya al país, va a encontrar. Sin embargo, el país asiático no es un vergel de prosperidad, felicidad y buenas maneras, hay diferentes costumbres o aspectos que pueden causar impresión en el visitante o, incluso, disgustarle... si alguien tiene previsto darse una vuelta por allí, avisado queda.
La China que gusta se compone de precios muy bajos en casi todos los lugares y en casi todos los artículos. Si el viajero no quiere gastarse mucho dinero puede comer, con calidad, por unos 3-4 euros diarios, además, la variedad gastronómica de China es amplia y sorprenderá al visitante con numerosas ofertas de las distintas regiones chinas (y del extranjero). La segunda cosa a destacar es la apertura de la gente. Al contrario de lo que se pueda pensar, la gente de Pekín es muy abierta, es de gran ayuda conocer algunas cosas básicas de chino pero, si no se puede llegar a un entendimiento (poca gente habla inglés), los chinos se preocupan por llegar a un acuerdo o intentar hacerse entender, algo a agradecer en un país que nos puede parecer lejano y extraño. El tercer aspecto es la impresionante oferta cultural que ofrece la ciudad. Pekín, lejos de rechazar influencias extranjeras, abogan por incorporar tendencias y corrientes extranjeras aunque a veces, como comentaré más adelante, desemboquen en extrañas modas. Cuarto y último (cada uno podrá descubrir mil y un motivos más para recomendar este lugar) es la cantidad de gente a tu servicio. Cierto es que es un estado comunista y que se intenta que todo el mundo tenga algo que hacer pero tener gente a la que preguntar, a la que pedir (restaurantes...) sin tener que esperar, es algo notorio en un país de más de 1300 millones de habitantes.
La China que no gusta tiene muchos pequeños aspectos que pueden resultar chocantes para los turistas. Una de las costumbres más famosas es la de escupir en la calle. En Pekín, antes de los Juegos, se intentó reeducar a los habitantes para que no lo hicieran pero, para disgusto del que escucha, los chinos siguen haciendo acopio de material (muy sonoro) y escupiendo pero, al menos, es muy raro que lo hagan sobre el pavimento. Otras realidades que pueden disgustar al que vaya son las relativas al ambiente. Pekín, a pesar de las mejoras, sigue siendo una ciudad muy contaminada (motivo en parte de los esputos) y, en la que además, se cocina mucho en la calle (abundan los puestos de comida callejera). Todo esto hace que en muchos lugares de la ciudad el olor sea realmente insoportable y tengamos que acelerar el paso ya que, como todo mal olor que no esperamos, penetra en las pituitarias. El tercer motivo de "queja" es la educación. Como ya comenté, en el metro de Pekín no existe el "antes de entrar, dejen salir", allí, todo funciona a empujones e intentos de colarse (una cola de chinos es algo para grabar, las entradas en los ascensores para aprender a luchar y el metro un lugar para observar). Por último y, aunque no es realmente motivo de queja, los chinos han cogido todas las tendencias de todos los estilos occidentales (punk, pijo, rockero, pop...) y los han combinado como han querido para vestir... así, podríamos decir que los jóvenes chinos son unos de los peores vestidos del Mundo (casi seguro). Si alguien va por negocios o similar, llevar calcetines blancos con traje y zapatos oscuros, es elegante.
En definitiva, como todos los lugares, Pekín y, por extensión China (aunque China deben ser como 100 países en uno), tiene numerosas cosas que llamarán la atención para bien o para mal al que decida visitar la ciudad. Sin embargo, estas últimas no han de ser óbice para no recomendar una ciudad que es distinta y genial y que, como he podido comprobar, tiene muchísimo que ofrecer.